Espacios redefinidos / Efraín Carrero.
La ciudad en su extensión nos deja ver los huecos, partes que redefinen determinadas personas para cubrir sus necesidades.
El entramado urbano en su aspecto físico, se muestra evidenciado: grandes vías diagonales que permitan la fluidez en la comunicación, un plano ortogonal diseña las calles, creando manzanas rectangulares, isletas, comunicadas por pasos peatonales. Entre todo el esqueleto arquitectónico encontramos de forma esporádica aunque repartidos de forma lógica: parques, plazas, como recurso a la saturación artificial. Todo este diseño estructural de la ciudad responde a la ubicación del cuerpo, que en la intimidad se organiza desde un núcleo unitario o familiar al que llamamos casa. Refugio y prolongación del cuerpo. En algunos casos paraíso en otros prisión.
Ya sea desde lo privado o desde lo público, el cuerpo necesita expandirse y a su vez la mente organizarse. De esta forma memorizamos los puntos de interés diarios, los más frecuentados: la panadería, el supermercado, el banco, la facultad, el parque. Estos puntos de interés cambian de función según sus usuarios. Lo que para algunos es el fortín de su dinero para otros un techo y un suelo para dormir, la fuente del parque el lugar de aseo, la puerta del supermercado o el contenedor de basura, el sitio donde buscar la comida. A estos espacios multifuncionales los he denominado espacios redefinidos.
Mi propuesta de intervención con el espacio dado, la calle, juega con el límite entre realidad o ficción. Utiliza elementos y conceptos de un rol determinado, de esta forma se asegura la comunicación entre pieza y espectador.
En términos de homicidios, el cuerpo que yace muerto es una prueba y no se debe mover. Depende del contexto que rodeen los hechos se actuará de una forma u otra. En caso de que requiera una investigación más a fondo. Analizan la escena, contornean el cuerpo con cinta y lo levantan para que un forense investigue las causas de la muerte. Hasta la conclusión del análisis, la cinta que forma el contorno del cuerpo es la marca que justifica, junto con las fotos tomadas en la escena del crimen, la posición original de éste.
El espacio donde se encuentre el cuerpo es una de las piezas relevantes del puzle. Abre diferentes caminos de investigación. Por ejemplo, un cuerpo de una mujer que yace tumbada en el suelo de su casa, nos lleva a anotar un posible caso de homicidio voluntario dentro de la violencia de género. De la misma forma un cuerpo sin vida recostado en el banco de un parque y sin posibilidad de identificarlo por su ubicación o DNI, nos abre una puerta hacia una posible muerte por condiciones meteorológicas u otras causas de su vida en la calle.
La muerte desde la objetividad no es más que la pérdida de la vida.
El tratamiento que quiero mostrar del extremo opuesto a la vida, defiende la indefinición del cuerpo con su entorno, esa falta de integridad nos impide desarrollarnos y por lo tanto nos borra del plano de la vida social.
Es fácil caer en el error de pensar que nunca nos veremos indefinidos, sin hogar. Pero las estadísticas son muy convincentes. EL número total de desempleados se sitúa en 1.856.100 personas y la tasa de paro en el 8,47%. Según el Instituto Nacional de Estadísticas.
Entre las personas que hoy en día habitan en la calle, se ha incrementado el número de los que se han visto en ella por obligación, obligación impuesta por la falta de integración con el sistema, normalmente por el problema de adquisición laboral y económica.
Esta falta de integridad los obliga a ejercer la supervivencia y a redefinir esos huecos que la arquitectura dentro del entramado urbano, les cede voluntaria o involuntariamente.
Ya sea desde lo privado o desde lo público, el cuerpo necesita expandirse y a su vez la mente organizarse. De esta forma memorizamos los puntos de interés diarios, los más frecuentados: la panadería, el supermercado, el banco, la facultad, el parque. Estos puntos de interés cambian de función según sus usuarios. Lo que para algunos es el fortín de su dinero para otros un techo y un suelo para dormir, la fuente del parque el lugar de aseo, la puerta del supermercado o el contenedor de basura, el sitio donde buscar la comida. A estos espacios multifuncionales los he denominado espacios redefinidos.
Mi propuesta de intervención con el espacio dado, la calle, juega con el límite entre realidad o ficción. Utiliza elementos y conceptos de un rol determinado, de esta forma se asegura la comunicación entre pieza y espectador.
En términos de homicidios, el cuerpo que yace muerto es una prueba y no se debe mover. Depende del contexto que rodeen los hechos se actuará de una forma u otra. En caso de que requiera una investigación más a fondo. Analizan la escena, contornean el cuerpo con cinta y lo levantan para que un forense investigue las causas de la muerte. Hasta la conclusión del análisis, la cinta que forma el contorno del cuerpo es la marca que justifica, junto con las fotos tomadas en la escena del crimen, la posición original de éste.
El espacio donde se encuentre el cuerpo es una de las piezas relevantes del puzle. Abre diferentes caminos de investigación. Por ejemplo, un cuerpo de una mujer que yace tumbada en el suelo de su casa, nos lleva a anotar un posible caso de homicidio voluntario dentro de la violencia de género. De la misma forma un cuerpo sin vida recostado en el banco de un parque y sin posibilidad de identificarlo por su ubicación o DNI, nos abre una puerta hacia una posible muerte por condiciones meteorológicas u otras causas de su vida en la calle.
La muerte desde la objetividad no es más que la pérdida de la vida.
El tratamiento que quiero mostrar del extremo opuesto a la vida, defiende la indefinición del cuerpo con su entorno, esa falta de integridad nos impide desarrollarnos y por lo tanto nos borra del plano de la vida social.
Es fácil caer en el error de pensar que nunca nos veremos indefinidos, sin hogar. Pero las estadísticas son muy convincentes. EL número total de desempleados se sitúa en 1.856.100 personas y la tasa de paro en el 8,47%. Según el Instituto Nacional de Estadísticas.
Entre las personas que hoy en día habitan en la calle, se ha incrementado el número de los que se han visto en ella por obligación, obligación impuesta por la falta de integración con el sistema, normalmente por el problema de adquisición laboral y económica.
Esta falta de integridad los obliga a ejercer la supervivencia y a redefinir esos huecos que la arquitectura dentro del entramado urbano, les cede voluntaria o involuntariamente.
Piezas
1º pieza: nace de la necesidad generada por encontrar un lugar donde dormir.
“Habitación individual”
2º pieza: nace de la necesidad generada por encontrar un lugar donde pasar el tiempo libre. “Sala de estar”.
3º pieza: nace de la necesidad generada por encontrar un sitio donde comer. “cocina”.
4º pieza: nace de la necesidad generada por encontrar un sitio donde lavarse. “Cuarto de baño”.
1º pieza: nace de la necesidad generada por encontrar un lugar donde dormir.
“Habitación individual”
2º pieza: nace de la necesidad generada por encontrar un lugar donde pasar el tiempo libre. “Sala de estar”.
3º pieza: nace de la necesidad generada por encontrar un sitio donde comer. “cocina”.
4º pieza: nace de la necesidad generada por encontrar un sitio donde lavarse. “Cuarto de baño”.
¡Piratas a la deriva! / Alba Doldán.
La propuesta de una deriva por la primera ronda circular de Valencia me ha planteado la posibilidad de intervenir en un espacio en concreto.
Tras extraer las experiencias vividas del paseo por las calles del centro y reflexionar sobre ellas, he decidido poner al espectador en la misma situación que yo, induciéndole a volver a su infancia. Para materializar la idea he decidido pintar con tizas una zona del recorrido, en concreto una acera con una parada de autobús en la calle Guillem de Castro. De este modo la acera quedaría repleta de frases, dibujos y juegos de la niñez.
Mi intención, con ello, ha sido la de provocar que la mente recuerde situaciones y momentos de la infancia, periodo de la vida muy significante y determinante para todos nosotros. He pretendido a la vez transmitir un mensaje para despertarlos de la rutina y la monotonía, con frases como: “veo ,veo… una cosita…” que les invita a observar a su alrededor, o “no dejamos de jugar porque nos hacemos mayores, nos hacemos mayores porque dejamos de jugar”, que fue una frase que escuché en el instituto y que siempre recordaré. También aparecen “samboris” y “tres en raya” juegos propios de la infancia.
La intervención tuvo lugar la noche del jueves 13 de noviembre con la ayuda de una compañera, y durante la acción tuvimos la visita de la policía, que pensó enseguida que nuestras intenciones eran malas, pero al ver que se trataba de tiza no pudieron actuar. Justo después, varias personas que nos vieron reaccionaron al estimulo pidiéndonos permiso para participar. Acto final pusimos las tizas sobrantes, en los bancos y la parada de autobús, a disposición de la gente que quisiera utilizarlas.
Pentagrama musical /Juanma Salvador.
Mi trabajo consiste en una intervención en la avenida Blanqueríes, frente a las Torres de Serranos. Es un juego de ritmo visual sobre la valla que separa la zona verde de la avenida. Consiste en utilizar la valla como si fuera un pentagrama musical sobre el que yo compongo una “melodía” visual. El espectador más directo de esta intervención es el conductor que circula por esta avenida, por lo tanto se puede decir que es un trabajo principalmente para el tráfico urbano. Para hacer los puntos que marcan el ritmo he empleado una tela amarilla cortada en tiras, que he enrollado de manera equidistante y continuada en la valla durante una distancia de muchos metros. Estos puntos van variando en su altura para marcar una diferencia, una repetición, un movimiento y un ritmo. Su color es el amarillo para hacerlos más visibles, y para dar más colorido al lugar.
Se trata en definitiva de componer un ritmo, mudo pero visual, que el espectador completa con su propio movimiento añadiendo el factor tiempo. Por lo tanto es una intervención interactiva para aquel que quiera prestarle atención. Del mismo modo que las pequeñas cajitas de música hacen sonar melodías con un sistema de puntos, y del mismo modo que el lenguaje morse está compuesto por puntos y líneas sonoras, mi valla-pentagrama es la base de una partitura sobre la que se puede intervenir en cualquier momento.
Denuncia de lugares en mal estado / Elisa Cantó.
Para intervenir en el trabajo denominado “deriva por la ciudad de valencia”, he optado por denunciar, de alguna manera, los espacios que a mi entender no deberían estar en el estado que he visto, ya que estamos en el principal cinturón urbano de la ciudad.
Decidí pegar un interrogante con cinta americana de color rojo, a fin de evitar en lo posible conflictos con la autoridades.
No he tenido ningún problema y el precio de la intervención, sin contar gasolina ni parking, habrá sido de 0.50 euros.
En las fotos adjuntas se reflejan los tres lugares escogidos y mi intervención.
La propuesta de una deriva por la primera ronda circular de Valencia me ha planteado la posibilidad de intervenir en un espacio en concreto.
Tras extraer las experiencias vividas del paseo por las calles del centro y reflexionar sobre ellas, he decidido poner al espectador en la misma situación que yo, induciéndole a volver a su infancia. Para materializar la idea he decidido pintar con tizas una zona del recorrido, en concreto una acera con una parada de autobús en la calle Guillem de Castro. De este modo la acera quedaría repleta de frases, dibujos y juegos de la niñez.
Mi intención, con ello, ha sido la de provocar que la mente recuerde situaciones y momentos de la infancia, periodo de la vida muy significante y determinante para todos nosotros. He pretendido a la vez transmitir un mensaje para despertarlos de la rutina y la monotonía, con frases como: “veo ,veo… una cosita…” que les invita a observar a su alrededor, o “no dejamos de jugar porque nos hacemos mayores, nos hacemos mayores porque dejamos de jugar”, que fue una frase que escuché en el instituto y que siempre recordaré. También aparecen “samboris” y “tres en raya” juegos propios de la infancia.
La intervención tuvo lugar la noche del jueves 13 de noviembre con la ayuda de una compañera, y durante la acción tuvimos la visita de la policía, que pensó enseguida que nuestras intenciones eran malas, pero al ver que se trataba de tiza no pudieron actuar. Justo después, varias personas que nos vieron reaccionaron al estimulo pidiéndonos permiso para participar. Acto final pusimos las tizas sobrantes, en los bancos y la parada de autobús, a disposición de la gente que quisiera utilizarlas.
Pentagrama musical /Juanma Salvador.
Mi trabajo consiste en una intervención en la avenida Blanqueríes, frente a las Torres de Serranos. Es un juego de ritmo visual sobre la valla que separa la zona verde de la avenida. Consiste en utilizar la valla como si fuera un pentagrama musical sobre el que yo compongo una “melodía” visual. El espectador más directo de esta intervención es el conductor que circula por esta avenida, por lo tanto se puede decir que es un trabajo principalmente para el tráfico urbano. Para hacer los puntos que marcan el ritmo he empleado una tela amarilla cortada en tiras, que he enrollado de manera equidistante y continuada en la valla durante una distancia de muchos metros. Estos puntos van variando en su altura para marcar una diferencia, una repetición, un movimiento y un ritmo. Su color es el amarillo para hacerlos más visibles, y para dar más colorido al lugar.
Se trata en definitiva de componer un ritmo, mudo pero visual, que el espectador completa con su propio movimiento añadiendo el factor tiempo. Por lo tanto es una intervención interactiva para aquel que quiera prestarle atención. Del mismo modo que las pequeñas cajitas de música hacen sonar melodías con un sistema de puntos, y del mismo modo que el lenguaje morse está compuesto por puntos y líneas sonoras, mi valla-pentagrama es la base de una partitura sobre la que se puede intervenir en cualquier momento.
Denuncia de lugares en mal estado / Elisa Cantó.
Para intervenir en el trabajo denominado “deriva por la ciudad de valencia”, he optado por denunciar, de alguna manera, los espacios que a mi entender no deberían estar en el estado que he visto, ya que estamos en el principal cinturón urbano de la ciudad.
Decidí pegar un interrogante con cinta americana de color rojo, a fin de evitar en lo posible conflictos con la autoridades.
No he tenido ningún problema y el precio de la intervención, sin contar gasolina ni parking, habrá sido de 0.50 euros.
En las fotos adjuntas se reflejan los tres lugares escogidos y mi intervención.
Espacio Público / Teresa Atienza y María Fernanda Saiz.
Con esta proyecto nos surgen varias propuestas, lo que nos hace pensar que aunque la intervención no es tal, si que sirve la idea de la propuesta.
Tenemos espacios públicos que entorpecen la comunicación. Son lugares toscos individualistas poco transitables, son la mayoría vías de paso.
Sí que es verdad, que al elegir una hora y día tan concreto hemos apreciado otra cara más particular.
No hemos visto demasiados edificios altos ni distorsionantes, ni enrejados, aunque sí, espacios que manifiestan su nivel económico perteneciente a una cierta clase social, espacios públicos que fomentan la expresión de poder de una parte de la sociedad.
La densidad de coches era nula, no había ruido… podíamos imaginar un centro totalmente urbanizado para caminar e ir con bicicletas: ¡no es imposible!
Espacios públicos comerciales que fomentan el deseo de consumir.
Los espacios públicos legítimos son producto de sus residentes, a través de sus autoridades, que deben garantizar que la comunidad se apropie del espacio público y lo trasforme como propio
¿DÓNDE ESTÁ EL ÁGORA?
El avión de papel / Juan Tardio.
He elegido un símbolo, el avión de papel. No es más que una representación de un sueño, volar. Ascender, llegar a lo que nos proponemos. Esto, que parece un juego de niños nos acompaña toda la vida. No debemos olvidar nuestras motivaciones, debemos difundirlas y animar a todo aquel que tenga alguna a perseguirla.
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