S/T

Javier Porta Ferri/


La obra es una estructura de metacrilato y madera, a modo de caja de luz, con una retro-proyección lumínica de colores rojo y blanco. La luz será emitirá de forma intermitente y alternará ambos colores. La acción está exenta de la intervención del espectador, que observará pasivamente estos cambios lumínicos. La pieza es una metáfora de un ser humano sin rasgos distintivos ni diferenciatorios. El VIH sólo utiliza unas vías de transmisión para pasar de un organismo a otro para seguir infectando. Carece de prejuicios, con lo que cualquiera somos susceptibles de ser infectados más allá de lo que hagamos o con quien lo hagamos. Si el virus no discrimina nos podemos plantear por qué nosotros sí discriminamos.