EL TIEMPO DE ERNESTO

Juanma Salvador


Este trabajo nace a raíz de unos objetos encontrados de mi abuelo. Estos son objetos fabricados por él, cosas que acumulaba, y fotografías que hacía. Mi abuelo se pasaba días enteros sin salir de casa y sin saber qué hacer con su tiempo. Lo invertía en hacer cosas, en escribir y en hacer muchas fotografías. Podía gastar carretes enteros fotografiando nubes, o flores, o el suelo, o su propio reflejo en el cristal. ¿Qué pasa cuando una persona tiene todo el tiempo del mundo para hacer estas cosas? Mi abuelo se dedicaba a hacer estas cosas, y al mismo tiempo iba perdiendo poco a poco la cabeza. Pasaba las horas solo, escribiendo, haciendo fotografías y manualidades, pero aún así se aburría continuamente, se desesperaba con el paso del tiempo, deseaba que llegará el momento de la cena, o de salir a la calle, o de que alguien le hiciera una visita. Para los demás el tiempo pasaba demasiado deprisa, mientras que para él era al contrario.

Mi abuelo y yo teníamos dos percepciones distintas de lo mismo: aquello que está marcado por las agujas del reloj. Se trata de una convención internacional, pero al mismo tiempo es una de las mayores sensaciones que existe. No percibimos todos igual el paso del tiempo. No es nada nuevo si os digo que el tiempo es una magnitud relativa.

Si yo cojo un reloj y miro sus manecillas para ser consciente de cada segundo que pasa, tampoco soy consciente del tiempo real, porque me parecería aquí que el tiempo pasa muy despacio. Del mismo modo puedo coger un objeto cualquiera que gire a una velocidad constante y a través de él puedo igualmente ser consciente del paso del tiempo. Lo que he querido tratar en este proyecto es un fenómenos óptico sencillo: lo que quiero cambiar no es la velocidad a la que gira un objeto, sino su percepción. ¿Cómo? Alterando la información que llega a los ojos. Si cambio el parpadeo de la luz puedo hacer que los objetos cambien de velocidad aunque su movimiento sea constante.

La manera de resolver esta idea surgió a partir de un taller que hice en Barcelona este año con el artista Bruce McClure. Este hombre trabaja en lo que se conoce como cine expandido, es decir que no solo contempla en su trabajo la película en sí, sino el propio acto de la proyección. En sus performance hace proyecciones con hasta cuatro proyectores de cine a la vez. También trabaja con luces de estrobo.



Otro antecedente es José Val del Omar, que trabajaba mucho con fenómenos ópticos a través de la luz. En su película “Fuego en Castilla” (1960) ilumina con varias fuentes de luz estatuas consiguiendo dar la sensación de movimiento en ellas, siendo estas totalmente inmóviles.



También me ha parecido interesante en trabajo de Bill Vorn, sobre todo esta instalación de luces llamada Evil/Live (2004), en la que sumerge al espectador en un espacio de luces que consiguen un efecto hipnotizante.



Mi instalación consiste en una serie de motores colgados del techo y girando todos a la misma velocidad constante. Cada motor tiene un aspa a modo de manecilla de reloj, que girará a una velocidad muy rápida. Y todo el espacio está iluminado por una luz de estrobo cuyo parpadeo depende de la posición del espectador en el espacio. ¿Cómo conseguir la interactividad con el fliqueo de la luz? A través de un sensor colocado en el suelo (llamado sensor de ultrasonidos) que detecta en qué posición se encuentra el espectador, y en función de esta le dice a la placa de arduino, que tiene conectada a su salida la luz de estrobo, a qué frecuencia esta debe parpadear.

A modo de conclusión, pienso que el tema tratado es muy amplio y permitiría muchas interpretaciones. Yo he elegido esta y me he metido por caminos más tecnológicos. Estoy satisfecho con el trabajo, y pienso haber resuelto bien la idea que quería tratar: es decir, de qué manera algo no depende solo de sí mismo, sino de la percepción que cada uno de nosotros tengamos. En este caso, las manecillas de estos motores giran a su mismo velocidad, pero nosotros no lo percibimos igual según desde donde lo miremos. El tiempo, como muchas otras sensaciones es una magnitud totalmente relativa y subjetiva.